lunes, 8 de octubre de 2012

La Bicicleta



“LA BICICLETA” por Melissa Meléndez

     Madrid 01 septiembre de 2012, era un día caluroso, estaba en mi trabajo de verano como “socorrista”, cuando de repente recibí una llamada de mi novio, me quería comentar que había visto una oferta muy, pero que muy buena por internet, de venta de una bicicleta. Al principio cuando me conto todo sobre ella, me puse a meditar y pensé, -porque no- siempre me han gustado las bicicletas y desde que tengo uso de razón he tenido una. Por otro lado me venia muy bien, ya que no podía seguir inscrita en el gimnasio, por razones de horario y de dinero, pues pensé -Aquí esta mi solución, con una bicicleta podre hacer ejercicio y de paso poner a funcionar mis neuronas-. Valore esa dos razones, las cuales me parecieron muy razonables  y para ser  sincera me embriago la idea de tener una bicicleta.
   
       6:00 PM de la tarde, llego a casa y por supuesto Borja ya se me había adelantado. Entre y le salude:
-Hola cielo, ¿Cómo estuvo tu día de trabajo?
- Pues muy tranquilo - dice Borja-
- ¡Que bien por ti¡ Sabes, lo he estado pensando y la oferta de  la bicicleta esta genial.
     Hasta ahí quedo la conversación por el momento, ya que la idea revoloteaba en mi cabeza. No me quede tranquila, ya que percibía que Borja ya no le hacia tanta gracia, y yo ya sabia el porqué, (el espacio que ocuparía, el miedo ó terror que le daba verme en pleno Madrid, montada en un bicicleta). En fin fui al cuarto, agarre mi portátil y me puse a ver bicicletas en la página del Corte Ingles, porque mi informante; Borja, me comunico que la oferta de la bicicleta estaba cerrada. Pensé - esto no se queda así, porque ya estoy ilusionada con la idea ¡No es justo! -. Revisando un poco, vi unas muy bonitas, pero muy caras, de repente vi una que solo puede decir “wow”. Era Blanca, grande, perfecta para mí. Así que Salí del cuarto y dije:

-Borja, quiero esta bicicleta
- Esa Bicicleta es muy grande – seguidamente pregunto- ¿Qué vas a querer de cenar?
–Borja, creo que todavía no lo tengo muy claro… será atún- pero no le dejaría que me desviara el tema -Hey Borja no me cambies el tema.
- Aja, prosigue, te estoy escuchando.- dijo Borja.
-Que estoy decidida, mírale el lado positivo, podre hacer ejercicio sin necesidad de pagar gimnasio, me ayudara a poner mis neuronas a funcionar y mi cuerpo a ejercitar-  así proseguí con mi discurso, cerrándolo con una frase infalible y muy importante para el-  … y es plegable.
- ¡Que cabezota eres¡ Esta bien la miraremos - dijo Borja.
    
       Al día siguiente, por la tarde fuimos a la tienda “solo” para ver la bicicleta- para el- porque yo ya tenia la intención de comprarla, cuando llegamos al Corte Ingles de Goya no había precisamente, ese modelo, esa bicicleta y solo paso por mi cabeza- esto es cuestión de mala suerte- pero el vendedor que a mi parecer “no estaba entusiasmado por hacer una venta”- lo digo por la forma en que trato el asunto, solo dijo -en el Corte Ingles de Méndez Álvaro queda un modelo- . Nos fuimos rápidamente hacia la tienda. Cuando llegamos y pose mis ojos en ella, hay si que caí “fall in love” por ella.
  
Cuando Borja la vio solo dijo: ¡Melissa esa bicicleta es muy grande¡.
- AJA- solo dije eso, estaba encantada- .
-  Echa otro vistazo y elige otra mas pequeña - Borja.
- Por supuesto – medí el beneficio de la duda-pero no veo otra tan resistente como esta.
-¡Que locura¡ Pero si ya lo tienes tan claro, pues llévatela ya -Borja-.
    
      Pues así fue, compramos la bicicleta. Ya la tenia, ahora si podría salir a pasear un poco. Solo pensaba en lo divertido que seria. Al día siguiente iríamos a un parque cercano a mi casa para que yo montara un rato. Por supuesto, Borja seguía nervioso por el simple hecho de verme montada en la bicicleta y los riesgos que podría traer.- En cierta forma tampoco le quitaba la razón-, hasta me compro un casco azul, ¡madre mía¡ me sentía ridícula, no estaba acostumbrada, aunque si muy protegida.
      
     Cuando al fin llegamos al parque y me monte en ella, Borja dijo- pues dale a la bicicleta, vete a dar una vuelta pero eso si ¡ten cuidado con las marchas¡ y no te disperses, a lo que yo le conteste- ¿ que quieres decir con “dispersarme”?, seguidamente, él medio su respuesta- es un adjetivo, en pocas palabras es que “pones poca atención”; por lo tanto ¡concéntrate!, no te vayas a llevar a alguien por delante. Arranqué con ella y por primera vez en mucho tiempo, sentí como las nubes se disipaban como pájaros a la mar y pude experimentar la libertad que produce el movimiento. Mientras paseaba y veía lo bonito del paisaje, los arboles, la fuente, vino a mi mente una frase muy significativa para mi de un gran poeta.
     
      “Algo bello es un goce perpetuo, su hermosura crece y jamás cae en la nada” (John keats).

Fin



jueves, 4 de octubre de 2012

Un día de invierno




UN DÍA DE INVIERNO por Melissa Meléndez
    

      Esta historia comienza así. Era una noche de Enero, blanca y fría noche de invierno en la Plaza Mayor de Madrid, en ella se encontraban un grupo de chicos celebrando un gran día, “su graduación” entre charlas de grupo y abrazos de borrachera, se encontraba Elisa y Terry. Elisa estaba un poco apartada del grupo , esperando a su compañera de cuarto –Patricia- para poder irse a su piso, de repente Terry, borracho y vacilante, la observo y reparo en que era una chica muy bonita aunque un poco peculiar , en la cual nunca había reparado o prestado atención, así que se acercó a ella y dijo:

-Oye creo que nunca nos han presentado -dijo Terry-
-Creo que si -dijo Elisa-.
-Pues hombre, lo siento -dijo Terry- ¿Cuando nos han presentado? Porque no me acuerdo…
-Pues te colaste en una fiesta celebrada en mi piso, me empujaste y de paso por tu culpa derrame todo mi vino en mi falda y me llamaste Elena -dijo Elisa-.
-Pues vaya, vaya lo siento mucho -dijo Terry-.
-No para nada fuiste todo un encanto -respondió Elisa con cierta ironía-.
-Bueno como te llamas, -dijo Terry un poco apenado-.
-Me llamo Elisa Zamora- enfatizó ella con una sonrisa y alargándole la mano - estaba contenta y pensó - ¡Por fin ¡ Hurra¡-.
-Yo me llamo Terry Rial- tambaleo un poco y dijo con cierta picardía- Bueno Elisa, si quieres podemos ir a mi piso… y seguir la fiesta. Mis padres no llegaran hasta mañana, así que podemos hablar a la luz del alba, claro si te apetece.
     
      Elisa dudo un poco, se sentía inquieta, insegura, pero con muchas ganas de ir- a lo cual respondió- pues bueno ¿porque no? .Mientras patricia se quedaba muy embelesada con uno de los amigo de Terry; Elisa y Terry se agarraron de la mano y fueron corriendo por toda la plaza cuesta abajo, el viento frío rozaba sus caras y ellos disfrutaban de aquella extraña pero dulce sensación. Mientras corrían, se abrazaban y se reían, se podría decir que era  una extraña conexión, sin la necesidad de hablar.
     
      Cuando al fin llegaron al piso de los padres de Terry (por la Puerta del Sol), Terry se dirigió hasta Elisa- Pues aquí es- , un poco jadeante y apoyándose en sus rodillas, respiro hondo, pero al dirigir la mirada hacia delante, pudo observar que delante de ellos había un coche negro, grande, clásico y dijo -¡mierda son mis padres ¡-. Los padres de Terry se bajaron del coche, dirigiéndose hacia ellos, Terry dirigió una mirada de vergüenza hacia Elisa.

- Son mis padres Elisa lo siento muchísimo, por dios, por dios no los esperaba, se adelantaron -Dijo Terry-.
-No pasa nada Terry – dijo Elisa- pero por dentro sintió una débil decepción.
Los padres de Terry se acercaron y saludaron a su hijo, la madre de este le dio un tierno beso.
-Vaya no los esperaba a esta hora -dijo Terry-.
-Es que queríamos darte una sorpresa -contesto su madre-.
- Y lo hemos hecho…. -Dijo su padre-.
    
      Bueno mama y papa aquí les presento a Elisa, -a lo que Elisa respondió- mucho gusto, encantada. Soy Elisa Zamora, bueno en fin me voy. La madre de Terry dirigiéndose a ella muy amablemente la invito a que se quedara con ellos a tomarse un café. A lo cual Elisa contesto, -no muchas gracias debo de irme a casa- y dirigiéndose hacia Terry mirándole a los ojos le dijo – bueno que tengas suerte en la vida- un poco nerviosa dio la vuelta y cogió hacia la derecha, pero pensó- la estas fastidiando es hacia la izquierda, concéntrate- así que dio la vuelta, muy apenada, sonriendo a sus observadores y se marcho.
    
      Mientras Elisa caminaba cuesta arriba por unas callejuelas hacia la Plaza de Sol, se sentía triste y con un sabor de desilusión, porque por primera ves, podía haber estado “aunque fuera un breve instante”, con el chico que siempre le había gustado, en toda su carrera universitaria. Así que con la cabeza gacha y pensando- más de lo mismo Elisa- escucho unas pisadas de zapatos de suela, por las frías calles de Madrid, su corazón se aceleró y pensó- no, no puede ser el- y en breve escucho su nombre.

-Ey Elisa espera, espera -dijo Terry-.
-Si dime… -Se volteo Elisa con cierto nerviosismo-.
-Mira, vaya, pues… he pensado que no tengo tu número de teléfono y si me lo quieres dar, pues hombre podríamos estar comunicados, digo yo, no se…. -Dijo Terry-.
-Vaya, pues claro ¿Por qué no?-¡por fin¡ estoy en racha hoy – pensó por dentro.
-Vale genial, tienes una libreta donde anotarlo -dijo Terry-.
- Si claro papel y boli,  en mi mochila tengo - mierda papel y boli, rápido, rápido no la fastidies- ¡aquí esta¡ ¡lo conseguí!,- pero contrólate Elisa que estas haciendo el tonto-. Te anotare el numero de teléfono de mi casa, de mi móvil, también puedo darte el numero….
-No con esos esta bien Elisa -dijo Terry-.
    
      En ese momento hubo un gran silencio entre los dos, se miraron, él puso suavemente su mano sobre la nuca, a la vez que ella le ponía suavemente la suya sobre la espalda de él, y se dieron un beso, en pleno Centro de Madrid, rodeados de gente, apresurados por ir al trabajo ó por volver a casa, bajo la niebla del frío y a la vez nostálgico invierno, y así seria para ambos el beso mas dulce y tierno de toda su vida.

-Bueno me tengo que ir -dijo Terry- caminando hacia atrás.
Lo se - dijo Elisa con cierta ternura-.
- Ey, Pero nos volveremos a ver -dijo Terry-.
-Estoy segura, ¡sé que si¡- dijo Elisa-.
-Adiós Elisa.
-Adiós Terry.

Empieza todo aquí Y termina hoy.
Fin