jueves, 4 de octubre de 2012

Un día de invierno




UN DÍA DE INVIERNO por Melissa Meléndez
    

      Esta historia comienza así. Era una noche de Enero, blanca y fría noche de invierno en la Plaza Mayor de Madrid, en ella se encontraban un grupo de chicos celebrando un gran día, “su graduación” entre charlas de grupo y abrazos de borrachera, se encontraba Elisa y Terry. Elisa estaba un poco apartada del grupo , esperando a su compañera de cuarto –Patricia- para poder irse a su piso, de repente Terry, borracho y vacilante, la observo y reparo en que era una chica muy bonita aunque un poco peculiar , en la cual nunca había reparado o prestado atención, así que se acercó a ella y dijo:

-Oye creo que nunca nos han presentado -dijo Terry-
-Creo que si -dijo Elisa-.
-Pues hombre, lo siento -dijo Terry- ¿Cuando nos han presentado? Porque no me acuerdo…
-Pues te colaste en una fiesta celebrada en mi piso, me empujaste y de paso por tu culpa derrame todo mi vino en mi falda y me llamaste Elena -dijo Elisa-.
-Pues vaya, vaya lo siento mucho -dijo Terry-.
-No para nada fuiste todo un encanto -respondió Elisa con cierta ironía-.
-Bueno como te llamas, -dijo Terry un poco apenado-.
-Me llamo Elisa Zamora- enfatizó ella con una sonrisa y alargándole la mano - estaba contenta y pensó - ¡Por fin ¡ Hurra¡-.
-Yo me llamo Terry Rial- tambaleo un poco y dijo con cierta picardía- Bueno Elisa, si quieres podemos ir a mi piso… y seguir la fiesta. Mis padres no llegaran hasta mañana, así que podemos hablar a la luz del alba, claro si te apetece.
     
      Elisa dudo un poco, se sentía inquieta, insegura, pero con muchas ganas de ir- a lo cual respondió- pues bueno ¿porque no? .Mientras patricia se quedaba muy embelesada con uno de los amigo de Terry; Elisa y Terry se agarraron de la mano y fueron corriendo por toda la plaza cuesta abajo, el viento frío rozaba sus caras y ellos disfrutaban de aquella extraña pero dulce sensación. Mientras corrían, se abrazaban y se reían, se podría decir que era  una extraña conexión, sin la necesidad de hablar.
     
      Cuando al fin llegaron al piso de los padres de Terry (por la Puerta del Sol), Terry se dirigió hasta Elisa- Pues aquí es- , un poco jadeante y apoyándose en sus rodillas, respiro hondo, pero al dirigir la mirada hacia delante, pudo observar que delante de ellos había un coche negro, grande, clásico y dijo -¡mierda son mis padres ¡-. Los padres de Terry se bajaron del coche, dirigiéndose hacia ellos, Terry dirigió una mirada de vergüenza hacia Elisa.

- Son mis padres Elisa lo siento muchísimo, por dios, por dios no los esperaba, se adelantaron -Dijo Terry-.
-No pasa nada Terry – dijo Elisa- pero por dentro sintió una débil decepción.
Los padres de Terry se acercaron y saludaron a su hijo, la madre de este le dio un tierno beso.
-Vaya no los esperaba a esta hora -dijo Terry-.
-Es que queríamos darte una sorpresa -contesto su madre-.
- Y lo hemos hecho…. -Dijo su padre-.
    
      Bueno mama y papa aquí les presento a Elisa, -a lo que Elisa respondió- mucho gusto, encantada. Soy Elisa Zamora, bueno en fin me voy. La madre de Terry dirigiéndose a ella muy amablemente la invito a que se quedara con ellos a tomarse un café. A lo cual Elisa contesto, -no muchas gracias debo de irme a casa- y dirigiéndose hacia Terry mirándole a los ojos le dijo – bueno que tengas suerte en la vida- un poco nerviosa dio la vuelta y cogió hacia la derecha, pero pensó- la estas fastidiando es hacia la izquierda, concéntrate- así que dio la vuelta, muy apenada, sonriendo a sus observadores y se marcho.
    
      Mientras Elisa caminaba cuesta arriba por unas callejuelas hacia la Plaza de Sol, se sentía triste y con un sabor de desilusión, porque por primera ves, podía haber estado “aunque fuera un breve instante”, con el chico que siempre le había gustado, en toda su carrera universitaria. Así que con la cabeza gacha y pensando- más de lo mismo Elisa- escucho unas pisadas de zapatos de suela, por las frías calles de Madrid, su corazón se aceleró y pensó- no, no puede ser el- y en breve escucho su nombre.

-Ey Elisa espera, espera -dijo Terry-.
-Si dime… -Se volteo Elisa con cierto nerviosismo-.
-Mira, vaya, pues… he pensado que no tengo tu número de teléfono y si me lo quieres dar, pues hombre podríamos estar comunicados, digo yo, no se…. -Dijo Terry-.
-Vaya, pues claro ¿Por qué no?-¡por fin¡ estoy en racha hoy – pensó por dentro.
-Vale genial, tienes una libreta donde anotarlo -dijo Terry-.
- Si claro papel y boli,  en mi mochila tengo - mierda papel y boli, rápido, rápido no la fastidies- ¡aquí esta¡ ¡lo conseguí!,- pero contrólate Elisa que estas haciendo el tonto-. Te anotare el numero de teléfono de mi casa, de mi móvil, también puedo darte el numero….
-No con esos esta bien Elisa -dijo Terry-.
    
      En ese momento hubo un gran silencio entre los dos, se miraron, él puso suavemente su mano sobre la nuca, a la vez que ella le ponía suavemente la suya sobre la espalda de él, y se dieron un beso, en pleno Centro de Madrid, rodeados de gente, apresurados por ir al trabajo ó por volver a casa, bajo la niebla del frío y a la vez nostálgico invierno, y así seria para ambos el beso mas dulce y tierno de toda su vida.

-Bueno me tengo que ir -dijo Terry- caminando hacia atrás.
Lo se - dijo Elisa con cierta ternura-.
- Ey, Pero nos volveremos a ver -dijo Terry-.
-Estoy segura, ¡sé que si¡- dijo Elisa-.
-Adiós Elisa.
-Adiós Terry.

Empieza todo aquí Y termina hoy.
Fin


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